Las culturas indígenas desarrollan dos conceptos básicos:
- Existen Inteligencias y Sentimientos Supremos, superiores al humano, con los que es preciso alinearse.
- Todos somos almas eternas, por lo tanto siempre estaremos en comercio e interrelación con todo lo que existe, el paisaje, los humanos, las plantas y los animales, y todos actuamos según el principio de acción-reacción.
La cultura que proviene del continente Abya Yala propone que a falta de un linaje honorable, de padres, abuelos y ancestros que obren como educadores y disciplinadores, cada persona ha de hacerse cargo de sí mismo, orientada por los Espítus ancestrales, los Espíritus animales y los maestros de sabiduría.
Para ello ha de desarrollar virtudes sociales como la confiabilidad, la limpieza, la austeridad y la veracidad.
1. CONFIABILIDAD
Han de poder confiar en nosotros los demás seres humanos, los animales y las plantas; ese es uno de los principales requisitos para ser considerado un ser humano honorable.
La conducta más elevada que caracteriza a un ser humano honorable es su RESPETO hacia todas las criaturas vivientes como él. Quién no es confiable es insensible, cruel y violento, degradando de esta forma sus mejores sentimientos, sus mejores cualidades y sus mejores capacidades.
Quién no es confiable es declarado 'enemigo' por los demás.
2. LIMPIEZA
La limpieza es otra más de las características constitutivas de un ser humano honorable. Lo cual significa SER LIMPIO POR DENTRO Y POR FUERA; así pues debe haber una verdadera limpieza del corazón, de la mente, de la inteligencia, del lugar donde habitamos, donde trabajamos, de nuestros tratos personales, ya sean familiares, amistosos o de negocios, etc. ¡Todo debe ser LIMPIO!, de hecho, la limpieza del corazón y de la mente es incluso aún más importante e imprescindible. Es aquí donde entra con vigor la glorificación hacia lo Supremo.
Impuro significa: actuar en contra de las Leyes Naturales, que son las leyes Superiores.
3. AUSTERIDAD
Un ser humano honorable NO actúa bajo las exigencias de sus propios sentidos, forzándose a sí mismo en forma innecesaria a la intoxicación. Cualquier persona que se intoxique con alcohol, droga o cualquier otro estupefaciente perderá inevitablemente el control y el equilibrio mental, y ridículamente se volverá un incoherente, un sentimental o una persona violenta. No obstante, la sensatez de un verdadero ser humano va mucho más allá del sereno equilibrio; él entiende perfectamente que su verdadera posición trascendental es la de ser una pequeña parte o porción de lo Superior, a lo que debe servir eternamente con amor y devoción; y por lo tanto, no tiene la visión demente de que él es el centro del universo o que la vida le ha sido destinada para su propio disfrute sensual.
Tampoco se debe estar demasiado apegado a los miembros de la familia sin antes inquirir acerca de la Verdad Absoluta. La excesiva complacencia y afecto familiar disminuye el deseo de practicar austeridad que ayuda a comprender el propósito de la vida.
De esta manera, un verdadero ser humano NO SE INTOXICA. Él no es desproporcionado ni tampoco está anhelante por el placer material, pues lo único que hace es reducir sus necesidades materiales al mínimo; y su vida, por lo tanto, es un verdadero ejemplo de moderación, equilibrio y cordura. Una persona que está esforzándose por liberarse de la embriagante ilusión de este mundo material, que está luchando por descubrir su verdadero Yo y que se dedica seriamente a su búsqueda interna, no puede tener verdadera realización espiritual si se permite el menor descuido en la satisfacción de sus apetitos más bajos e inferiores con la intoxicación. Pues, por intoxicarse, el hombre pierde su capacidad de hacer austeridad y su fuerza de voluntad.
Entonces, gracias a su austeridad un ser humano honorable mantendrá su cuerpo y su mente equilibrados, lúcidos y sanos. De lo contrario le será imposible tener acceso a verdades superiores.
4. VERACIDAD
Para ser veraz uno tiene primero que conocer la Verdad. Ser veraz no es tan sólo el hecho de refrenarse a decir mentiras. La verdadera veracidad empieza cuando uno acepta que es una criatura más de la Suprema Verdad Absoluta.
Las personas que buscan la Verdad Absoluta, quienes no están satisfechas con la gratificación sensual material y la especulación mental deben acercarse a autoridades genuinas, quienes ya han alcanzado la Verdad Absoluta, con el fin de iniciar su comprensión espiritual a través del proceso entregado por la sucesión discipular genuina.
Únicamente si una humanidad inteligente y civilizada reconociera esta gran Verdad podría lograr la tan añorada paz y prosperidad en este mundo, pues debido a la falta de este conocimiento básico, de que hay un Supremo dueño de todo cuanto existe, es que el hombre viola las leyes la naturaleza cayendo luego en grandes sufrimientos.
Existe lo visible y lo invisible; lo temporal y lo eterno.
La Realidad significa existencia que no puede desaparecer. Realidad significa Eternidad. Esa es la Verdadera Realidad. Así es que se está perdiendo el tiempo tratando de escudriñar los misterios de esta existencia material que es temporal, en vez de entregarse de lleno a la conciencia Imperecedera.
Srila Atulananda Acharya dice: “Hemos olvidado que la meta de la vida humana es despertar conocimiento de nuestra situación respecto a lo Superior, purificar el corazón y crear un ambiente de paz, sabiduría y hermandad”.
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