Cada pueblo debe ocupar su propio sitio.
La gente no puede elegir su lugar arbitrariamente, según su avidez y ambición.
Los territorios han sido designados por los Dioses desde el principio de los tiempos.
Los objetivos y propósitos de un pueblo no son algo que pueda decidirse mentalmente con todas las preferencias egoístas e ignorantes de la conciencia exterior, sino la respuesta a la esencia, a la identidad.
Las culturas de las diferentes partes del mundo son sagradas y llenas de significados. No son sólo ideas. Las teorías, los principios, el lenguaje, las costumbres, el arte bajo todas sus formas, los juegos, los deportes, las industrias, la cocina, son la manera viva y concreta de permanecer, de eternidad.
La gente no puede elegir su lugar arbitrariamente, según su avidez y ambición.
Los territorios han sido designados por los Dioses desde el principio de los tiempos.
Los objetivos y propósitos de un pueblo no son algo que pueda decidirse mentalmente con todas las preferencias egoístas e ignorantes de la conciencia exterior, sino la respuesta a la esencia, a la identidad.
Las culturas de las diferentes partes del mundo son sagradas y llenas de significados. No son sólo ideas. Las teorías, los principios, el lenguaje, las costumbres, el arte bajo todas sus formas, los juegos, los deportes, las industrias, la cocina, son la manera viva y concreta de permanecer, de eternidad.